"Japón se tiene que recuperar, tenemos que arreglar las casas, quitar la basura de la calle. Hay amigas que nos dicen que no nos vayamos pero yo ya he dicho que nosotros nos marchamos. Los japoneses trabajan mucho y sin vacaciones... Japón se recuperará seguro".
Miles de personas están queriendo salir de Japón pero la familia de Akiko quiere volver. "Después de vivir 11 años en Cartagena, ya llevamos un año pensando en regresar y ahora es el momento".
Pese a todo, su marido ha retrasado sus billetes una semana para ver si las cosas se calman: "Al principio los teníamos para el 19 pero lo hemos cambiado para esperar una semana más y llegaremos el 26 de marzo".
Akiko sabe que su casa está en pie. Ella vive en una ciudad al oeste de Tokio, fuera del efecto que ha causado el tsunami, pero no así su familia política. "Mi cuñado creo que ha perdido el coche y la casa y mi suegra no sé cómo está pero está viva. La casa ha quedado destrozada por el tsunami".
Esta japonesa afincada en Cartagena -España- reconoce que pasó de la incredulidad al miedo y ahora está instalada en la esperanza. "Hay muchos terremotos en Japón y cuando vi que era de 8 puntos, pensé que no sería tan fuerte. Cuando vi imágenes, no me lo podía creer, parecía una película. Pero cuando pasa un día, otro día y ves cuántas personas han fallecido, los cuerpos en la playa...".
Su marido trabaja en una compañía atunera en Murcia, la misma con la que va a seguir trabajando desde Japón. Pero ni el terremoto ni sus hijos han conseguido hacerles cambiar de opinión.
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"Mi hijo de 12 años vino cuando tenía uno y mi hija nació aquí. No se imaginan cómo puede ser volver a Japón. Pero tienen ganas de ver a sus abuelos, como nosotros", asegura Akiko desde su casa en España.
Parte de sus enseres, de camino
La mayoría de sus enseres ya van camino de territorio nipón en barco. "No llegarán hasta mayo". Y son conscientes de que en su país ahora mismo no hay mucho donde elegir. "Mis amigas me dicen que de momento no hay nada en el supermercado para comprar, pero que la semana que viene se recupera poco a poco".
Esa es la esperanza que le lleva a volver con una risa contagiosa. "Japón se tiene que recuperar, tenemos que arreglar las casas, quitar la basura de la calle. Hay amigas que nos dicen que no nos vayamos pero yo ya he dicho que nosotros nos marchamos. Los japoneses trabajan mucho y sin vacaciones... Japón se recuperará seguro".
Ni siquiera la amenaza nuclear le hace pensarse dos veces sus planes. "Da un poco de miedo volver con la amenaza pero no sabemos cuál es la verdad. Hay mucha gente que vive allí y nos vamos porque queremos ver a nuestras familias y estar con ellos".
Akiko reconoce que va a echar de menos el calor de los españoles, sus amistades y muchas cosas de Cartagena. "Todo el mundo me pregunta cómo está mi familia, hasta personas que no conozco". Muy distinta a la expresividad más bien fría de los nipones. "Sí lloramos mucho, pero en la intimidad. Da vergüenza llorar cuando hay mucha gente y te lo tienes que aguantar".
Sin embargo, está seguro de que la paciencia y constancia de su pueblo le salvará de nuevo y ellos quieren estar allí. "Si mis hijos cuando sean mayores quieren volver, que vuelvan".
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