Los reactores 5 y 6 disponen ahora de suministro eléctrico y están en modo seguro, con temperatura y presión bajas en el reactor.
"Los clientes nos preguntan por el agua. Pero no hay nada que podamos hacer", ha contado Masayoshi Kasahara, un empleado de la tienda en un supermercado en un zona residencial del este de Tokio. "Estamos pidiendo más entregas, pero no sabemos cuándo llegará el próximo envío", ha repetido. A pesar de que las autoridades intentan que no cunda el pánico, ahora la preocupación se ha centrado entre los consumidores de verdura en Tokio. Las autoridades han confirmado que se han detectado niveles de cesio 1,8 veces superiores a los normales en verduras cultivadas en un centro de investigación en Tokio, según ha informado Kyodo, que cita al Gobierno metropolitano de la capital nipona. Anteriormente, ya se había detectado contaminación radiactiva en varios tipos de verduras cultivadas en zonas próximas a Fukushima, pero es la primera vez que se observa en un cultivo en Tokio, situada a 240 al sur de la central nuclear.
En cualquier caso, el Gobierno de la capital nipona anunció la pasada noche que iba distribuir agua embotellada a las familias con bebés en la capital y cinco ciudades vecinas afectadas por niveles de yodo radiactivo en el agua corriente, así como también pedirán a las empresas de agua mineral que aumenten la producción. Concretamente, la oficina de gestión de aguas de Tokio ha pedido hoy a las autoridades locales tokiotas y las ciudades afectadas que distribuyan 3,55 litros de agua mineral a los alrededor de 80.000 hogares con bebés, según informó la televisión pública NHK. Shintaro Ishihara, gobernador de la capital, insistió en que el nivel de radiación no supone un riesgo inmediato para la salud y que el agua puede ser utilizada, pero pidió que no se emplee para diluir leche y preparar la comida de niños menores de un año.
Esta tarde, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha informado de que científicos japoneses han encontrado concentraciones de yodo radiactivo 131 por encima del límite y de cesio 137 por debajo de los niveles en muestras de agua de mar recogidas a 30 kilómetros de la costa en una expedición realizada entre el 22 y 23 de marzo cerca de la planta de Fukushima.
Altos niveles de radiación en el reactor 2
La lucha para controlar el desastre en la central nuclear Fukushima 1 continúa. La Agencia de Seguridad Nuclear de Japón (NISA, por sus siglas en inglés), ha confirmado que el reactor 2 está dando los mayores niveles de radiactividad desde que se tiene registro, y esta madrugada se han reanudado los trabajos para llevar energía y restablecer el sistema de refrigeración en el reactor 3 después de que estos se pararan a causa de un incendio, según informa la agencia nipona Kyodo. Mientras tanto, vuelve a salir humo blanco de los cuatro primeros reactores y vuelve a subir la presión en el reactor 1, informan las agencias japonesas, en la lucha continuada de reestablecer los sistemas de refrigeración dañados tras la catástrofe.
Al menos 17 trabajadores de la planta nuclear de Fukushima se han expuesto a radiactividad por encima de los límites establecidos normalmente para una emergencia, según ha confirmado la operadora de la central, TEPCO. Los 17 operarios han estado expuestos a una radiación de más de 100 milisievert, normalmente considerado el máximo en condiciones de emergencia, aunque para el caso concreto de Fukushima el Gobierno nipón ha autorizado a elevarlo hasta 250 milisievert.
Tres de esos trabajadores han recibido entre 173 y 180 milisievert mientras extendían cables eléctricos cerca del reactor tres, en un edificio de turbinas inundado con agua con un elevado nivel de radiactividad, según la televisión pública NHK.
Dos de los empleados han sido hospitalizados con quemaduras en los pies aparentemente causadas por exposición directa a rayos beta, según TEPCO, que ha indicado que el agua radiactiva podría haberse filtrado a través de sus monos de protección. Tras ese suceso, los trabajadores de la zona fueron temporalmente evacuados.
Se restringe la importación de productos algunos japoneses
La inquietud por la presencia de radiactividad en los alimentos no sólo preocupa a Japón. El último país en unirse a la prohibición de importación de alimentos ha sido Rusia, que ha decidido restringir la llegada de alimentos de cuatro regiones del país nipón, según ha indicado la agencia France Presse, que cita al jefe de los servicios sanitarios rusos, Guennadi Onichtchenko. Singapur se ha unido esta noche a la medida aprobada ayer por Estados Unidos, que prohibió la importación de leche, verduras y fruta de cuatro prefecturas cercanas a la planta nuclear; Australia también ha congelado la de productos del nordeste japonés, y Hong Kong ha hecho lo propio con los procedentes de cinco prefecturas después de que muestras de nabos y espinacas mostraran radiación entre 2,6 y 10 veces por encima de lo permitido. Corea del Sur está estudiando tomar medidas similares, mientras que China, Malasia y Filipinas están inspeccionando las importaciones japonesas para detectar cualquier posible traza de radiactividad. La pasada noche fue Canadá quien anunció que iba a endurecer las inspecciones sanitarias de la leche, los vegetales y la fruta que provenga de las áreas cercanas a Fukushima.
Las autoridades japonesas han identificado 11 tipos de verduras -el brócoli, las espinacas, la col, el perejil, la coliflor y el repollo- con niveles de radiación superiores a los niveles de seguridad, además de leche y agua, en la región de Fukushima, aunque han insistido en que no suponen mayor peligro para la gente. El Gobierno ha dado orden, asimismo, de que se incrementen las inspecciones de pescado y marisco, aunque muchos pueblos, puertos y barcos en la costa nororiental de Japón resultaron destruidos por la catástrofe, por lo que la industria está en gran parte paralizada. Graham Andrew, asesor científico del OIEA, ha admitido que la fauna marina de dos prefecturas cercanas a Fukushima -Chiba e Ibaraki- puede estar contaminada con partículas radiactivas, y por tanto ha aconsejado a las autoridades japonesas que controlen los productos de mar. Taiwan ha sugerido a sus barcos de pesca que no faenen en aguas japonesas.
Críticas a una posible información velada
Los ciudadanos comprueban en Tokio el origen de los alimentos cuando van de compras. "Estoy realmente preocupada. Me pregunto a mí misma si el agua y la comida son seguros", dice Yumiko Yokoyama, de 25 años, que trabaja en una peluquería. A pesar de que muchos japoneses critican la falta de transparencia de las autoridades sobre el desarrollo de la crisis, aseguran que se fían del sistema de control y trazabilidad de los alimentos. "Me fío y no me fío del Gobierno. Ha informado demasiado tarde de la crisis atómica, mientras que EE UU habló rápido de lo que ocurría, y nos hemos tenido que informar por los extranjeros. Pero, por otro lado, ahora, cuando compro verduras o pescado, compruebo de dónde vienen y me fío de lo que dice", afirma.
Aunque los riesgos a corto plazo están limitados por ahora, los científicos recuerdan la catástrofe de la central atómica de Chernóbil, en 1986, y advierten que algunas partículas radiactivas se concentran según viajan en la cadena alimentaria y permanecen en el ambiente durante décadas.
Entre tanto, Japón sigue sintiendo temblores que se suceden desde la catástrofe. Esta mañana (hora española) ha sido el último, un seísmo de magnitud 6,1 en la escala de Richter, con epicentro en el Océano Pacífico, frente a la costa de la provincia japonesa de Iwate, sin que se haya informado de daños ni se haya emitido una alerta de tsunami, informa EFE. El epicentro del temblor, a 20 kilómetros de profundidad, está ubicado en la misma zona que la mayoría de las 700 réplicas que han sacudido el noreste japonés desde el 11 de marzo. La catástrofe ha provocado 9.700 muertos y 16.501 desaparecidos, según las últimas cifras oficiales, facilitadas por la Agencia Nacional de Policía de Japón en la madrugada de hoy.
Siguen los trabajos en la central
Los ingenieros japoneses continúan avanzando en el proceso de estabilización de la central nuclear de Fukushima I. Esta misma noche (a la una y media de la madrugada, hora española) los equipos de seguridad han reanudado los trabajos en el reactor 3, el más peligroso por utilizar como combustible una peligrosa mezcla de uranio y plutonio, después de que ayer se suspendieran los trabajos tras detectarse humo negro que salía de esa parte de la central, del que aún no se conocen las causas -aunque sí ha quedado descartada la posibilidad de un incendio-. También se desconoce cuál es la situación de la piscina de residuos, cuyo sistema de refrigeración sigue estando severamente dañado y es en el que se han reanudado los trabajos con el objetivo de enfriar el núcleo y la piscina que contiene el combustible usado. Al igual que los otros cinco reactores, ya ha sido conectado a la red eléctrica, con lo que se espera agilizar las tareas de enfriamiento mediante el bombeo de agua.
También se trabaja para restaurar el sistema de refrigeración en el reactor 4, cuya piscina de combustible usado también está en un estado preocupante, ya que poco antes del terremoto se había trasladado aquí todo el combustible del reactor. El progreso, dice el OIEA, es "incierto". Los indicios sobre el bajo nivel de agua en la piscina de combustible usado y la falta de datos sobre la temperatura tienen preocupados a las autoridades.
Esta noche la electricidad ha sido parcialmente restablecida en la sala de control del reactor 1, "aunque eso no significa que se vaya a restablecer el sistema de refrigeración", ha anunciado un responsable de la Agencia de Seguridad Nuclear. Mientras tanto, se le sigue bombeando agua de mar. En la unidad 1 hoy se está trabajando para rebajar la presión en la vasija de contención que protege el reactor, según la Agencia de Seguridad Nuclear nipona, e intentar rebajar así la alta temperatura que alcanzó ayer (la Agencia de Seguridad Nuclear situó la temperatura cerca de los 400 grados centígrados frente al límite de fabricación de 302º para los que fue construido). A pesar de ello, insiste, "no existe un peligro inmediato".
Los reactores 5 y 6, los que presentaban menos peligro en principio dado que llevaban mucho tiempo sin funcionar cuando tuvo lugar el terremoto y posterior tsunami, llevan varios días conectados a la red eléctrica. Ambas unidades disponen ahora de suministro eléctrico y están en modo seguro, con temperatura y presión bajas en el reactor.
La crisis de la central de Fukushima, ha hecho surgir las dudas sobre si los directivos de Tepco esperaron demasiado tiempo antes de bombear agua de mar en los reactores para enfriarlos, tras quedar averiado el sistema de refrigeración, porque sabían que esto los inutilizaría definitivamente.
Fuente: El País
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