"Quisiera recordar un importante acontecimiento que comenzará mañana en Dublín: la Conferencia diplomática sobre las bombas de racimo, convocada con el objeto de redactar una Convención que prohíba estos ingenios mortales", dijo el Papa.
Así, pedía ayer el papa Benedicto XVI la prohibición de las bombas de racimo tras el rezo del Ángelus, en la ciudad de Génova -Italia-, dónde lleva a cabo una visita de dos días.
Ratzinger daba de esta forma su apoyo a la no utilización de este arma, muy potente en su aplicación pero casi nunca efectivo contra un objetivo particular, sino que su detonación afecta, indistintamente, a cualquier blanco próximo. En un interesante artículo de Greenpeace, dice textualmente que "en torno a 100.000 personas han muerto como consecuencia de las bombas de racimo, un 98% de ellos civiles".
El texto aclara que desde 1976, algunos países piden su prohibición. "Más recientemente, los parlamentos de Australia, Dinamarca y Noruega, y el Parlamento Europeo, han reconocido el peligro que significan. El paso más significativo lo dio el Parlamento de Bélgica en el año 2006: prohibió la tenencia, almacenamiento y fabricación de estas armas en su territorio. Y Noruega ha anunciado que liderará un proceso internacional encaminado a lograr su prohibición. Sin embargo, hasta el momento no se han tomado decisiones, a pesar de la presión y sensibilización que llevan a cabo organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo".
Por cómo está construída esta bomba surge un grave problema para la población civil. El artefacto es lanzado desde el aire o desde la superficie y tras alcanzar cierta altura predefinida con un altímetro, se abre, y esparce cientos de municiones, que en teoría estallan al chocar contra el suelo. Estas pequeñas bombas que son arrojadas tienen un alto poder explosivo, antipista, antipersona, perforantes, incendiarias, etc. Peligrosamente, mucha munición queda 'regada' por el suelo, sin estallar ante el impacto con el terreno, lo que en teoría no debiera de suceder. Generalmente, "grandes cantidades de municiones quedan en el suelo sin explotar, y dispuestas a hacerlo cuando una persona o un vehículo las pisa o camina cerca de ellas. Un 98% de sus víctimas son civiles, la mayoría niños, ya que debido a sus colores brillantes y llamativos creen que son juguetes y las cogen para jugar con ellas", recalca Greenpeace.
En España, según una nota del diario El Mundo de septiembre del pasado año, el Ejecutivo promoverá por ley iniciativas "que tengan por objetivo la restricción y, en su caso, la prohibición de las bombas de racimo, especialmente peligrosas para las poblaciones civiles". Así lo ha expresado el PSOE en una enmienda transaccional a la Ley sobre el Control del Comercio Exterior de Material de Defensa y de Doble Uso que ha entregado al resto de los grupos políticos.
Sin embargo, la medida no conlleva la suspensión obligatoria de su fabricación. Según Greenpeace, España "sigue fabricando y vendiendo armamento como las bombas de racimo", y señala que "al menos dos empresas" producen este tipo de munición, de la que "el Ejército español tiene un arsenal".
Fuente:IBLNews
Enlaces de interés: NO a las bombas de racimo
Bombas de racimo en Wikipedia donde se lee clara y falsamente; "este tipo de municiones se encuentran en los arsenales de la mayoría de ejércitos, su uso no viola ninguna convención o acuerdo internacional". Greenpeace enfatiza que "son contrarias a las disposiciones generales de los Convenios de Ginebra al violar el principio de discriminación entre civiles y militares".
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