New Beginnings se trazó como objetivo ayudar a la gente que está viviendo en sus automóviles, como Harvey, organizando una red de asilos en estacionamientos para pasar la noche, la mayoría de ellos en las iglesias o en sitios de la administración de la ciudad.
En un estacionamiento reservado a las personas que a falta de casa viven en un vehículo, Barbara Harvey, estadounidense de 66 años, se arropa cada anochecer con una manta al lado de sus dos amados golden retrievers en el interior de su coche. "La mayor parte del tiempo duermo bien", dijo Harvey. "Pero es muy estrecho y mis perros son grandes. El CR-V no fue diseñado para que la gente durmiera adentro", agregó.
Cuando perdió su último trabajo, por el cual ganaba 37.000 dólares al año -un sueldo bajo en Estados Unidos-, se encontró sin un centavo en el bolsillo en este balneario de Santa Bárbara donde el precio medio de una casa alcanza el millón de dólares. Es así como el 'hogar' de Harvey para pernoctar es el estacionamiento del sitio histórico conocido como la Misión de Santa Bárbara, uno de los 12 lotes alrededor de la ciudad que forma parte de los lugares seguros para quedarse en los automóviles bajo el auspicio del programa sin fines de lucro del grupo New Beginning -Nuevo Comienzo-.
En Santa Bárbara, la clase media tradicional casi ha desaparecido debido al alza de los precios de las propiedades, dijo Gary Linker, director ejecutivo de New Beginnings, aunque aclaró que no se trata de una epidemia en la clase media que llevará a las familias a la calle. "Estamos viendo más gente, que yo no llamaría clásica clase media, sino más correctamente clase media-baja, que se está enfrentando a (las realidades) de personas que son crónicamente sin techo", indicó Linker.
New Beginnings maneja 12 estacionamientos en Santa Bárbara, en los cuales están registrados por ahora 55 vehículos. En estos estacionamientos, el perfil de las personas varía: "Hay personas minusválidas, enfermos mentales, veteranos de guerra", contó Linker tras especificar que la mitad de estas personas trabajan, lo cual es sorprendente. "Tenemos electricistas, fontaneros, conductores de buses. Incluso, tenemos el caso de una mujer que no tenía nada y ahora es vigilante en un supermercado", precisó Linker.
El ex ingeniero informático Jess Jessop, de 54 años, vivió con sus hijos en un autobús escolar acondicionado los últimos cuatro años, de los cuales ha pasado tres en Santa Bárbara. "Este programa de los estacionamientos me salvó la vida", dijo.
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Fuente: Yahoo Noticias
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