El recinto ocupa un total de 70.000 metros cuadrados junto al río Genil. Es uno de los mayores espacios de Europa dedicado a la divulgación científica. En esta última fase de construcción se han invertido 60 millones de euros.
El Parque de las Ciencias de Granada -España-, que comenzó a gestarse en 1995, ha invertido en esta última fase más de 60 millones de euros, destinados fundamentalmente a la construcción de un edificio bautizado como el Macroscopio, que acoge cinco pabellones, además de un área dedicada a la investigación, una galería cultural y un auditorio con 500 plazas.
Ernesto Páramo, director del Parque de las Ciencias, comentaba que en este proyecto «se ha apostado por incorporar en el mismo espacio el patrimonio histórico con lo mejor de los museos interactivos». «Partimos del convencimiento de que para ser libres, hay que tener acceso a la Ciencia, es decir, herramientas para comprender el mundo», argumentaba.
Enrique Jiménez, uno de los arquitectos, explicaba ayer, en un paseo previo al estreno oficial, que el objetivo fue hacer un edificio muy versátil y, en lo posible, cuidadoso con el medio ambiente: un 25% de la energía que consume procede de más de un millar de paneles solares instalados en la azotea que, por cierto, se pueden visitar.
En el gran espacio que es la sala de entrada y sus aledaños existen las llamadas Ventanas a la Ciencia, que son laboratorios reales en los que científicos de universidades y empresas trabajan de cara al público. En estos momentos se inaugura con una ventana al mundo de la óptica, pero irán rotando cada ciertos meses los temas más diversos.
La visita a los cinco pabellones estrella supone un largo periplo por otros tantos temas en los que la vida cotidiana y la investigación se entrecruzan.
Viaje al cuerpo humano. Son casi 2.000 metros cuadrados de inmersión en el organismo de un humano moderno que comienzan con los orígenes de la vida en la Tierra. Del ecosistema equilibrado perfectamente (representado en una pecera cerrada de algas y pequeños crustáceos) a los primates. Más adelante, se entra en el cuerpo por la piel y se va visitando el interior: de los huesos al sistema muscular, de éste al respiratorio y más adelante un vistazo al neuronal. Además, se pueden conocer las últimas tecnologías médicas, tanto en instrumentación (tomógrafos, ecógrafos, escáneres) como en técnicas genéticas.
Cultura de la prevención. Sólo en Alemania existe un espacio como éste en el que se explican los riesgos para la salud a los que estamos expuestos. Un contador a la entrada, puesto en marcha en enero, indica que desde enero ya han ocurrido 1,8 millones de accidentes en España, la mayoría evitables. En este pabellón se enumeran los peligros de los accidentes de caseros y de tráfico y los efectos de factores químicos, o del ruido, o de los malos hábitos. Todo ello con actividades interactivas en la que se siente desde el temblor de un terremoto a la tensión de un choque frontal.
Al-Andalus y la Ciencia. La Fundación Legado Andalusí quiere convertir este pabellón en la punta de lanza de la cooperación con todos los museos de ciencia musulmanes. De momento, no sólo se exponen piezas importantes de este patrimonio histórico y científico en la Península, como un astrolabio del siglo XIII, sino se están aplicando las nuevas tecnologías para digitalizar manuscritos árabes de las grandes bibliotecas.
Tecno Foro. Es el escaparate de los parques tecnológicos andaluces. Incluye un Observatorio en el que las nuevas tecnologías se encontrarán con el arte. En estos momentos acoge una exposición de autómatas de madera y metal, que son todo un ejemplo de esa fusión.
Exposiciones temporales. Hasta marzo de 2009 este espacio estará ocupado por la exposición Antártida. Estación Polar, la mayor de Europa destinada a este continente.
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Fuente: El Mundo
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