Un botánico norteamericano encuentra en Patagonia una variedad de hongo cuyos gases, por sí solos, podrían hacer funcionar un motor diésel. La ciencia no ha descrito ningún otro organismo capaz de fabricar tal variedad de hidrocarburos.
El profesor norteamericano de Botánica Gary Strobel, de la Universidad Estatal de Montana, nacido en Ohio dedica una buena parte de su tiempo a recorrer los bosques y las selvas tropicales del planeta. Busca plantas y vegetales que puedan contener microbios beneficiosos para el ser humano. Algo que, además, consigue en esta oportunidad con el hallazgo en la Patagonia de un hongo capaz de fabricar compuestos del gasoil.
Él fue, por ejemplo, el hombre que en 1993 descubrió un hongo que producía de forma natural taxol, un poderoso fármaco anticáncer. Pero lo que Gary Strobel se trae ahora entre manos podría incluso dejar pequeño ese gran hallazgo. Porque ha encontrado, de nuevo, un hongo, sólo que esta vez capaz de producir una serie de hidrocarburos prácticamente idénticos a los del gasóleo. Tanto que podrían, por sí solos, hacer funcionar un motor diesel.
El primer estudio realizado sobre el hongo, cuyo nombre científico es Gliocladium roseum pero al que el científico se refiere como «mico-diesel», se publica en el número de noviembre de la revista «Microbiology». Y ha merecido su portada. No es para menos, dadas las implicaciones y las promesas que suscita un descubrimiento de este tipo en un mundo cuya máxima preocupación son las fuentes de energía. Según el propio Strobel, su hongo podría llegar a ser una alternativa viable a los combustibles fósiles.
El científico encontró su hongo productor de diesel en los bosques de Patagonia, zona que visitó en el año 2002. Durante su expedición, Strobel recolectó una gran variedad de plantas, entre ellas las ramas de un viejo olmo. Cuando examinó las ramas en su laboratorio se dio cuenta de que en ellas florecía una próspera colonia de hongos. Siguió investigando y se dio cuenta de que se trataba de Gliocladium roseum. Y de que estaban produciendo gases.
Pero la sorpresa llegó al analizar la composición de esos gases. Se trataba de hidrocarburos y compuestos que normalmente están asociados al gasoil. Y que se pueden obtener sólo (que se sepa) a partir del petróleo. «Se trata de los primeros organismos conocidos que son capaces de fabricar la mayor parde de los ingredientes de la gasolina diesel», afirma Strobel. «Se trata de un gran descubrimiento».
Strobel no se atreve a decir cuándo llegará el día en que los conductores puedan llenar sus depósitos con hongos que fabrican combustible, y advierte que el camino hasta la comercialización de su hallazgo puede ser duro y estar lleno de obstáculos. De lo que sí está seguro es de que su «mico-diesel» podría ser un nuevo biocombustible, una alternativa natural más, como pasa con el etanol.
Distintas agencias del gobierno de los Estados Unidos y varias empresas privadas se han interesado ya por el hongo de Strobel. Y nuevas investigaciones se están poniendo en marcha con carácter de urgencia tanto en Montana como en otras universidades, entre ellas la de Yale, donde el propio hijo de Strobel (llamado Scott) dirige los centros de biofísica y bioquímica y trabaja ahora en la secuencia del genoma del hongo. «El mayor valor de este hallazgo -asegura- no es el organismo en sí, sino los genes responsables de la producción de esos gases».
Otra ventaja más. El «mico-diesel» crece fácilmente sobre la celulosa, que es la molécula orgánica más común de la Tierra. Por ello, su eventual producción en grandes cantidades no supondrá problema alguno. Según Strobel, los grandes depósitos de crudo del mundo podrían deberse a la acción de organismos como su hongo.
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Fuente: ABC
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