Aunque la probabilidad de grandes seísmos es baja, España cuenta con una amplia red de alertas.
17 de marzo de 2011 a las 17:55. Terremoto de magnitud 2,5 en la escala de Richter en el Cabo de San Vicente (Portugal). Se trata del último seísmo superior a 1,5 registrado por la red de alerta sísmica española en el área de la Península y Canarias.
Más de 60 estaciones sismológicas vigilan de manera permanente el territorio español, algunas zonas de Portugal y el sur de Francia. Esta suerte de 'Gran Hermano' de los terremotos registra en tiempo real los temblores de tierra y en dos minutos y medio envía la información al centro de recepción de datos de Madrid, el único que existe en España.
Si los seísmos son de una magnitud superior a 3,5, la alerta llega inmediatamente a la Dirección General de Protección Civil y Emergencias y a los teléfonos móviles de los responsables del Instituto Geográfico, centrales hidroeléctricas y nucleares. Y es que aunque nuestro país tiene un riesgo bajo de que se produzcan grandes terremotos, sí tiene una actividad sísmica relevante (terremotos de magnitud inferior a 7) en algunas zonas, como Andalucía, Murcia y Pirineos, que podrían provocar daños considerables.
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El centro de control de datos de Madrid es también uno de los dos dos nudos de alerta sísmica que hay en Europa (el otro está en París). Además, varias estaciones situadas en Toledo 'espían' para la ONU y detectan si se están realizando pruebas nucleares en algún país.
Epicentro, magnitud y profundidad
La mayor parte de las estaciones pertenecen al Instituto Geográfico Nacional aunque al centro de Madrid también llegan los datos transmitidos por las estaciones de otras instituciones (hay varias en Portugal, Melilla o Cataluña). Según explica Emilio Carreño, director de la Red Sísmica Nacional del Instituto Geográfico Nacional, algunas de estas estaciones están muy próximas a otras de la red por lo que no se utilizan sus los datos de manera habitual para evitar retrasar la alerta sísmica y se recurre a ellas sólo si hay alguna avería.
"Desde que ocurre el terremoto comienza un procedimiento totalmente automático, sin intervención humana, para calcular el epicentro, la magnitud y la profundidad", señala Carreño a ELMUNDO.es a través de conversación telefónica.
Una web muy consultada
Tras recibir los datos en el centro de control de Madrid, que está en funcionamiento las 24 horas del día, los técnicos revisan los cálculos y hacen correcciones si es necesario. A los 15 minutos, los resultados se cuelgan en la página web del Instituto Geográfico Nacional, un portal que según Carreño, "es enormemente consultado por los ciudadanos. Hay una gran inquietud en España por los terremotos", asegura".
Carreño recuerda el terremoto de magnitud 5,1 que se produjo en Pedro Muñoz (Ciudad Real) en agosto de 2007, que fue ampliamente sentido en Castilla-La Mancha: "En los primeros 20 minutos tuvimos 700.000 entradas", asegura.
Las estaciones sismográficas se encuentran en el campo, en lugares alejados de núcleos urbanos. La mayoría se ha instalado en minas abandonadas o cuevas profundas ya que sus sensores necesitan unas condiciones de presión y temperatura muy estables y poco ruido. Por ello, se evita que haya una cantera o una fábrica cerca: "Las cuevas son ideales", señala Carreño. Las estaciones consumen muy poca energía y la mayoría se autosuministra con energía solar.
Están dotadas de diferentes tipos de tecnología (ver mapa superior). Las más sofisticadas y eficaces son las estaciones digitales VSAT, que utilizan el satélite espacial Hispasat para enviar sus datos. Hay también estaciones analógicas y digitales de varios tipos.
El centro de recepción de datos de Madrid es también uno de los dos nudos de alerta sísmica que hay en Europa. El otro es el Laboratorio de Detección Geofísica (LDG) de París, con el que va alternando las guardias. Los dos centros reciben y analizan los datos procedentes de toda Europa de los seísmos. Después, distribuyen los resultados a todas las agencias europeas, incluido el Consejo de Europa.
Vigilancia de pruebas nucleares
La antena sísmica de Sonseca (Toledo) tiene otra misión especial: trabaja para la ONU. Los datos recabados permiten detectar si se están realizando pruebas nucleares en algún país.
Gracias a la colaboración de varios países, la ONU puede vigilar si algún país hace una prueba nuclear. El IGN forma parte del sistema internacional de vigilancia del Tratado de Prohibición Completa de Ensayos nucleares. Entre Sonseca y Orgaz hay 19 estaciones sismológicas que se dedican a esta labor. Los datos se envían a Viena, donde está la sede, y a Madrid para el control de terremotos. Pueden percibir pruebas nucleares en cualquier país aunque si se producen en un país cercano, como Irán, se recibirán con más nitidez.
Asimismo, la Red Sísmica Nacional colabora desde hace cinco años con la Confederación Hidrográfica del Ebro y en la zona norte hay 15 estaciones de uso compartido en torno a los embalses de Etoiz y Yesa.
Riesgo sísmico en España
Según explica el Instituto Geográfico Nacional, la península Ibérica se halla situada en el borde sudoeste de la placa Euroasiática en su colisión con la placa Africana. El desplazamiento tectónico entre ambos continentes es responsable de la actividad sísmica de los países mediterráneos y, por tanto, de los grandes terremotos que ocurren en zonas como Argelia, Grecia o Turquía. La parte más occidental de la conjunción entre dichas placas es la fractura denominada de Azores-Gibraltar-Túnez, que es la que afecta a España.
España sí ha sufrido algunos terremotos muy graves en la falla de Azores-Gibraltar (terremotos de 1755 o 1969). Cada año se registran cientos de temblores aunque la gran mayoría son de magnitud baja. El último terremoto significativo detectado por el IGN ocurrió el pasado 18 de febrero en Alborán Oeste y tuvo una magnitud de 3,8 en la escala de Richter.
Son inevitables e impredecibles así que la única fórmula para salvar vidas es construir siguiendo las normas antisísmicas en aquellas áreas que son susceptibles de que se produzca un terremoto.
Carreño asegura que España se toma muy en serio la amenaza de los terremotos, como muestra la puesta en marcha recientemente de la unidad militar de emergencia, que está siempre lista y cuyos miembros estuvieron en Haití tras el devastador terremoto del año pasado adquiriendo experiencia.
Asimismo, el Instituto Geográfico Nacional trabaja en el nuevo mapa de peligrosidad sísmica, que estará listo el próximo año.
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