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viernes, 1 de abril de 2011

Relojes con sentimiento

Reloj con lapislazuli

A pesar de algunos ingenios, en la feria de Basilea, lo que predomina son los relojes de toda la vida.
¿Sientes la necesidad imperiosa de contarle al mundo en todo momento cómo estás o qué piensas? ¿Facebook y Twitter se te quedan cortos? No te preocupes, ahora también podrás compartir tu 'estado' a través de tu muñeca. Los relojes Rainbow DD125 son el colmo de la (des)comunicación del siglo XIX.

La firma japonesa O.D.M. presenta su última creación en primicia en Baselworld, la feria de relojes y joyas más importante del mundo que se celebra cada año en Basilea. El reloj, de colores estridentes y pantalla multicolor, da obviamente la hora pero también muestra mensajes individualizados que se desplazan por la pantalla de forma horizontal. El propietario puede cambiar el texto en cualquier momento a través de un pequeño teclado externo parecido a una calculadora.

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En los 25 kilómetros de pasillos que hay en Baselworld, los japoneses son los que aportan las ideas más atrevidas (y baratas). No obstante, los tradicionales suizos, los líderes mundiales de la industria relojera, ya se animan con las nuevas tecnologías. La marca HD3, de Ginebra, presenta el Slyde, un modelo de tecnología virtual que pretende seducir a la 'generación iPod'. Su esfera táctil de zafiro es la primera del mundo que es curvilínea. Por 5.000 euros se pueden tener varios relojes en uno ya que ya que al desplazarse verticalmente con el dedo por la pantalla, la hora se muestra en diversos estilos (con agujas, digital, moderno, retro...). Si el movimiento de nuestro dedo es horizontal, se ven las fotografías y los vídeos que se han grabado en el reloj.
Los relojes se encogen

A pesar de estos ingenios, en la feria de Basilea, lo que predomina son los relojes de toda la vida. Los helvéticos apuestan por un cierto aire de nostalgia para los del próximo año: la discreción y la sobriedad vuelven a las muñecas de hombres y mujeres en un intento de los fabricantes de bailar al mismo son que la crisis económica.

La inspiración llega de las líneas simples del clasicismo de los 50 y los 60. Así, tanto en los modelos de hombre como en los de mujer, las esferas se simplifican y las cajas son redondas o cuadradas y más pequeñas que en los últimos años. Algunas marcas, incluso, como en el caso de la suizo-cubano Cuervo y Sobrinos, han buceado en sus archivos para reeditar modelos ya descatalogados que harán las delicias de los coleccionistas. Este año se puede volver a comprar el Historiador Retrógrado, que ya fue todo un éxito a mediados del siglo XX.

Las marcas clásicas (Rolex, Chopard, Zenith) apuestan por dos colores como máximo por pieza, buscando el contraste entre la correa y el armazón de la esfera. El negro pisa fuerte, incluso en modelos en los que casi todos los elementos son azabache, como los de Gucci o Christophe Claret.
Miles de piedras preciosas

Pero por mucho que cambian las modas, hay estilos que llegaron para quedarse hace años. Los que llevan pedrería incrustada en sus esferas o en sus correas son un buen ejemplo. Este año Swarovski presenta el cronógrafo como novedad en su gama. Dan el pego siempre entre los relojes que pretenden ser alta joyería, pero siguen sin tener nada que ver con las piezas que Bucheron. A la marca francesa de súper lujo, fundada en 1858, se le olvida la tendencia a la sencillez de otras marcas porque juega en otra liga. Estos días presenta un reloj único (en su espíritu y disponibilidad) con forma de pavo real en el que hay incrustadas más de mil piedras preciosas, la mayoría de ellas diamantes. Sin duda, entre lo más excéntrico de la feria, está también otra pieza de este fabricante en la que aparece un caballito de mar en su esfera confeccionado con hoja de palmera fosilizada de hace 25 millones de años.

Los relojes miden ese tiempo llamado presente que no existe, pero en Baselworld este año permiten también echar una mirada al pasado y otra, al futuro.

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Fuente: El Mundo

 
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