La combinación de estimulación eléctrica epidural y ejercicio exhaustivo logra devolver una movilidad restringida a un joven paralizado desde hace cinco años.
La recuperación de Summers, el método seguido y la fisioterapia aplicada aparecen detallados en la edición on-line de la revista británica «The Lancet», una de las más prestigiosas del mundo en el campo de la medicina, en un estudio firmado como investigadora principal por la doctora Susan Harkema y el profesor Reggie Edgerton, de las dos instituciones citadas, respectivamente.
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Entre los comentarios recogidos entre varios expertos en rehabilitación neuronal, el estudio señala que «se trata de un nivel de recuperación neuronal sin precedentes en un paciente parapléjico, en el campo de la medicina de la médula espinal», una especialidad en la que los progresos son raros a pesar de los avances registrados en las últimas décadas de investigación.
Los expertos señalan que este estudio singular, que aún deberá ser confirmado por posteriores investigaciones en un número más amplio de pacientes para ser estadísticamente aceptable, «puede abrir una nueva era» en este campo.
Parálisis total
El joven Rob Summers padeció una grave lesión al ver su médula espinal seccionada (subluxación C7-T1) en julio de 2006. La parálisis de cintura para abajo era total, aunque parecía conservar ciertas sensaciones en las piernas. Sin embargo, la motricidad era nula en los músculos de la parte inferior del tronco y de las pienas.
Como primera medida, fue sometido a un total de 170 sesiones de entrenamiento locomotor durante 26 meses, sin experimentar mejora alguna en cuanto a contracción muscular.
Dieciséis electrodos
Posteriormente, le fue implantada en la parte inferior de la espalda una pequeña unidad de electroestimulación peridural compuesta de 16 electrodos. Enviaba, durante sesiones de entre 40 y 120 minutos, señales eléctricas idénticas a los mensajes transmitidos por el cerebro para producir el movimiento.
Bajo este tipo de electroestimulación, la red neuronal de la médula espinal logró recuperar su capacidad de transmitir información a las extremidades inferiores, hasta el punto de que el paciente empezó a controlar los movimientos de sus músculos.
La función sexual
Tras meses de entrenamiento, Rob Summers ha logrado mantenerse en pie, e incluso caminar sobre una cinta andadora ayudado de arneses para soportar parte de su peso. Ha recuperado también la función sexual y el control de su vejiga urinaria.
Expertos consultados consideran que hay que poner en cuarentena los resultados presentados en este estudio, dado que la recuperación funcional de las piernas parece poco menos que imposible. No así el control de la vejiga y la función sexual, aspectos en los que se han alcanzado algunos resultados hasta el momento.
Fuente: ABC
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