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domingo, 25 de septiembre de 2011

La red social que ahorra energía

Barrio Gótico de Barcelona

Un proyecto europeo compara los hábitos de consumo de cuatro ciudades y permite a los participantes mejorar su factura.
Un grupo de voluntarios de San Cugat del Vallés (Barcelona) se ha prestado a compartir sus hábitos energéticos con sus vecinos y reducirlos hasta en un 20 por ciento. Diferentes sensores y contadores envían sus datos hasta un ordenador central, del que reciben consejos de eficiencia, gracias a una compleja red de comunicaciones.

Reducir el consumo energético en torno al 20 por ciento gracias a la aplicación de Tecnologías de la Información y Comunicación, más conocidas como TIC, es la gran apuesta del proyecto 3E- Houses de la Comisión Europea. Un objetivo, el de mejorar los hábitos particulares que, además, servirá para demostrar que gracias a la tecnología, el ciudadano puede aprender a gestionar bien los recursos energéticos de su casa. La Comisión contempló la realización de cuatro pilotos en distintas ciudades europeas, San Cugat del Vallès (España) y Leipzig (Alemania) en una primera fase hasta 2012 y Bristol (Reino Unido) Sofía (Bulgaria) y a partir del próximo año.




El reto tecnológico español corre a cargo de Indra, quien lidera el proyecto y participa en el mismo junto a Gas Natural Fenosa y Promusa, la sociedad municipal de vivienda pública de San Cugat, «la clave está en la integración de diferentes componentes (dispositivos inteligentes inalámbricos para medición y estudio energético) generando una solución innovadora que permita la sensibilización de los participantes sobre su consumo de energía y un cambio en los patrones de uso de la misma. Algo muy diferente a una solución completa de un fabricante determinado», explica Marta Arias Álvarez, responsable del proyecto de Indra. La compleja arquitectura se compone de conexión de banda ancha de 50 Mb, sensores en cada vivienda y en cada edificio que miden temperatura, humedad interior y exterior, contadores eléctricos, medidores de consumo de energía en calefacción, de caudal de agua caliente y fría, de gas, de electricidad, de gas y un contador de energía solar térmica (de una instalación de paneles solares ya existente). Los datos de los dispositivos se transmiten de manera inalámbrica a una frecuencia de 2,4 Ghz, empleando el protocolo ZigBee de comunicación, atraviesan los puntos de acceso ZigBee hasta el concentrador (RTU) de cada edificio y llegan al servidor central. Los concentradores son los encargados de pedir la información a cada dispositivo de medida, enviar los datos de campo al servidor (encargado de apoyar el servicio de mensajería y consulta de los vecinos). Información en tiempo real en uno y otro sentido.

Desde aquí, y con la información obtenida desde mayo hasta el próximo diciembre, se analizarán los hábitos energéticos. Cada vecino puede ya revisar desde internet o desde un tablet puesto a su disposición, su consumo, compararlo con el de sus vecinos como si de una red social se tratara, seguir los consejos que le llegan de la empresa de servicios y obtener premios como descuentos en el transporte público, etc. Todo para que los 68 voluntarios reduzcan su consumo y por ende su huella contaminante.

Es imposible cuantificar la diferencia de precio respecto a la instalación que cualquiera puede encontrar en sus casas, ya que en este caso «son redundantes. Son contadores adicionales con transmisores de datos colocados al lado de los de cada fabricante», explica Arias. Aun así, el uso de puntos Wi Fi y del protocolo de comunicación estándar Zigbee minimiza los gastos porque simplifican el uso de materiales y el mantenimiento. Las medidas son similares en cada país, aunque las soluciones de actuación se adaptan a cada necesidad. «En España se han instalado detectores de presencia en los ascensores. Sin embargo, en Alemania interesa desconectar la calefacción cuando las ventanas están abiertas», explica Arias.

Verdades corroboradas
Es pronto para sacar conclusiones en este punto intermedio, hacen falta ver qué ocurrirá durante los meses de frío, entender cómo como afecta un nuevo factor como la calefacción, aunque ya se conoce quién se conecta más a la tablet y consulta su consumo. Conociendo el historial anterior a la puesta en marcha del 3-E Houses, se han corroborado algunas sospechas: «que el stand by de los equipos de sonido o televisiones supone hasta el 20 por ciento del gasto. Además, son generales los usos no eficientes de la lavadora o lavavajillas, aunque ahora podemos conocer más detalles. Las ventajas de las TIC son claras para el cliente, que conoce en tiempo real su consumo, mientras que las compañías energéticas pueden personalizar sus productos, por ejemplo, añadir aplicaciones en el iPhone para encender o apagar aparatos y alarmas lejos de casa», opina José Codorniu, director de Mercado Terciario y Soluciones Energéticas de Gas Natural Fenosa.

Hasta San Cugat del Vallés llegó la propuesta de participación, a una promoción que ya contaba con soluciones propias de ahorro energético: reciclado de aguas grises de duchas y lavabos para los inodoros y paneles solares térmicos para calentar el agua, «que satisfacen el 85 por ciento de la necesidad de consumo de agua caliente en esta época», explica Arias. Las viviendas elegidas, de unos cuatro años de antigüedad, son de dos promociones de alquiler, tienen unos 50 m2 y una o dos habitaciones. Una de ellas en régimen general y la otra para menores de 35. En la fase inicial convocaron diversas reuniones informativas en las que solicitaban voluntarios. «De 118 viviendas se animaron a participar 68 vecinos. Sus dudas principales han sido siempre de carácter técnico, cada vez que una nueva tecnología se instalaba en su casa. Se ha optado por soluciones inalámbricas; es barato y evita cablear las viviendas ya ocupadas», explica Jordi Ribera de Promusa.

Desde el Ayuntamiento consideran la iniciativa positivamente: «Las tecnologías implantadas pueden parecer caras pero se abaratarán en cuanto crezca la demanda», en palabras de Raül Grangé, concejal de Vivienda de San Cugat, quien presume la posibilidad de un programa sistemático de instalación en viviendas públicas a tenor de los buenos resultados de esta iniciativa.

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Fuente: La Razón

 
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