Ideado por Curro Claret y confeccionado en el taller de Arrels, se expone en Barcelona y podría comercializarse pronto.
El símil entre el objeto y los indigentes ideado por Curro Claret no sólo convenció al jurado de la Convocatoria de ideas para la Creación de Diseños Contra la Pobreza y la Exclusión Social, que le concedió el primer premio. Además sedujo a la Fundació Arrels y ha generado un interés coleccionista que este diseñador industrial catalán nunca hubiera sospechado.
Hasta el 15 de septiembre se exponen varias unidades en la galería barcelonesa Estrany · De la Mota, una de las más prestigiosas dedicadas al arte contemporáneo. Pertenecen a una exposición que debía terminar en julio pero ha sido prorrogada por su éxito de visitantes. Varios de ellos se han interesado por alguno de los 20 taburetes expuestos y uno incluso ha planteado una oferta para comprarlos todos de una tacada.
“Nos gusta mostrarlos en una galería porque allí reciben una mirada especial y los ven personas con interés por el diseño. Estamos mirando cómo comercializarlos a pequeña escala, porque si fabricáramos más ya serían otra cosa, un producto más industrial y eficiente pero sin la historia personal y los valores que contiene cada uno”, explica su creador Curro Claret. Los beneficios se repartirían entre la Fundació Arrels, el autor de cada taburete concreto –seis ex indigentes que atiende esta oenegé de Barcelona– y en menor porcentaje el diseñador industrial que los ha ideado.
Cómo nació el proyecto
Claret y Arrels se conocían de un proyecto anterior y la oenegé además asesoraba al Ministerio en esa misma convocatoria de diseño. Tan pronto como Claret les contó su idea, pensaron cómo exprimir al máximo la oportunidad: “En vez de hacer yo un ejemplar piloto, Arrels propuso a los ex indigentes con los que trabaja si querían participar en un taller para fabricar taburetes. La respuesta fue muy positiva, se apuntaron cinco o seis y con mucha implicación”, cuenta Claret.
En el pequeño taller ‘prelaboral’ La Troballa, de Arrels, se pusieron manos a la obra. “Ellos debían encontrar y seleccionar las maderas, las que ellos quisieran y les gustaran, siempre que fueran maderas fuertes y robustas, no conglomerados que se rompan enseguida”, describe el diseñador. Luego las cortaban a mano y, sin barnizar ni pintar, las ensamblaban bajo la supervisión de Claret. “Hicimos doce unidades únicas, cada una diferente, de su autor, con su propia historia. Y las mandamos a la exposición que montaba el Ministerio con los ganadores de la Convocatoria, en el Museo de Artes Decorativas de Madrid”, explica. Se mostraron al público hasta marzo de 2011.
“Viendo el éxito que tenían, nos animamos a realizar una segunda colección con la pieza metálica mejorada. Y justo cuando buscábamos un espacio donde mostrarlas, nos llamaron de la galería Estrany · De la Mota”, prosigue Claret. “El día de la inauguración fue bastante simpático, porque varios de los autores usuarios de Arrels asistieron al acto, en medio del público habitual de la galería, y fue bonito para ellos ver que esas personas encontraban interesante lo que habían fabricado ellos con sus manos y unas maderas”, recuerda. En los casi dos meses que dura la exposición han recibido varias propuestas de adquisición, una de ellas para la colección entera. Al volver de las vacaciones, Arrels y Claret sospesarán dónde, cuándo y a qué precio vender los taburetes existentes y si fabricarán más colecciones en 2012.
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