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jueves, 26 de enero de 2012

"La cultura vuelve a ser libre"

"No ataquemos ya a nadie: ¡actuemos! No luchemos ya por nada: ¡hagamos! Da y recibirás. ¡Tú puedes hacer la revolución en tu baldosa! Ahora es posible".
Hernán 'Orsai' Casciari tiene ideas claras y mucha iniciativa como emprendedor cultural. Su mecanismo es elemental y transparente: publica gratis piezas de relevante valor literario, intelectual y estético en su blog, Orsai, y atrae así a lectores entusiastas en 24 países, que le han pedido una revista impresa de alta calidad (Orsai), por la que sí pagan encantados. Ahora ultima una plataforma para que autores presenten proyectos de su libro y los internautas puedan votarlos: de los más votados se publicarán las primeras quince páginas, y entonces los internautas podrán comprar el libro: de cada venta, el 50% es para el autor. La tecnología abre un mundo nuevo en el que actuar y divertirse.

Veamos la entrevista que La Vanguardia le realizó:

¿Cuál ha sido el propósito de su vida?
Desde niño supe que quería comunicar.

¿Cómo empezó a hacerlo?
Contando historias en sobremesas y escribiendo sobre deportes en diarios locales.



¿Por qué sobre deportes?
Mi padre quería que yo fuese deportista, eso de escribir le parecía de mariquitas...

No valoraba mucho la lectura, ¿eh?
"Si escribes, ¡que sea de deportes!", y me contactó con un diario deportivo local.

¿Desde cuándo quiso usted escribir?
Desde que leí a Poe... y sentí miedo. Quise que otros también sintieran emociones con lo que yo escribiese. Y me reté: ¡escribiría para las viejas del pueblo!

¿Para las viejas? ¿Por qué?
Escuchándolas cotillear sobre invenciones y mentiras, pensaba: "¡Qué bien escriben!" Y sin haber abierto un libro. "¡Qué buenas lectoras serían!".Y por eso quise escribir para que me leyesen.

¿Le leyeron?
Sí. Pero... ¡también mi padre! Un día oí que reía en el váter, ¡y estaba leyéndome!

¿Qué sintió usted?
Ese día supe que yo ya tenía un oficio.

¿Qué compartía con su padre?
Veíamos juntos los partidos del Racing en la tele. Ser del Racing en Argentina es una pasión insobornable: nunca gana.

¿Cómo desplegó su oficio de escritor?
Participaba en concursos literarios, y así iba tirando. Y uno de ellos me cambió la vida.

¿Qué pasó?
Me invitaron a recoger un premio en París, y allí conocí a una turista catalana, Cristina. Y me vine con ella a Catalunya.

¿No regresó a Argentina?
Mi último avión de regreso despegaba el 20 de enero del 2001 de El Prat. Y Cristina y yo fuimos juntos a verlo despegar...

¡Romántica escena!
Me quedé. Argentina estaba fatal, ahora al revés: ¡hay ilusión, los jóvenes hacen cosas!

¿Cómo fue su carrera de escritor aquí?
Si escribía en castellano de España, me sentía impostado, y si escribía en argentino, me sentía incomprendido. Me sentía orsai, fuera de juego... Y ahí internet me salvó.

¿En qué sentido?
Abrí el blog Orsai y escribí para que me leyesen mis siete mejores amigos en Argentina, sin solemnidad, con nuestro vocabulario.

¿Sobre qué escribía?
Más respeto, que soy tu madre son historias sobre una familia imaginaria: colgaba capítulos nuevos los lunes, miércoles y viernes.

¿Funcionó?
Yo me sentí mejor. Es que aquí me sentía a veces muy solo: recién llegado, fue durísimo ver por la tele ganar al Racing ¡al fin!

¿Durísima, una victoria?
Sí, qué extraño. Tantos años esperando la victoria, y verla sin mi padre. Desde mis cinco años a su lado, en el sillón, y no poder gritar juntos, abrazarnos, celebrarlo... Ni un bocinazo en las calles... Lloré. Sentí tristeza en la victoria, fue muy extraño.

El caso es que ese blog se convirtió en su conexión con su mundo, entiendo.

Pero lo asombroso fue que, siete meses después, ¡tenía 100.000 lectores a la vez! Y lo distinguieron como mejor blog del mundo.

¡Alcanzaba su sueño de escritor!

La verdad es que sí, porque me contrataron como columnista en prensa y un editor me publicó como libro Más respeto... Le exigí dejar el texto gratis en internet, eso sí.

¿No perjudica eso las ventas del libro?

No: quien se ha encariñado con algo en internet querrá poseerlo en forma de libro, querrá el objeto para poder hojearlo, releerlo, llevárselo al váter, al tren, regalarlo...

¿Los soportes no se restan, pues?
Al contrario. El problema es otro: ¡los intermediarios! Descubrí que mi editor me engañaba, supe que los editores estafan a los autores: te prometen el 10% de las ventas, pero imprimen y venden más ejemplares de los que te confiesan y no te pagan tu parte.

Contrátese a un agente literario.
¿Pagar a una persona para evitar que me robe otra persona? ¿Más intermediarios? ¡Basta de esta broma! Envié a cagar a todos mis editores... y a la prensa en que colaboraba.

¿También a la prensa?
Me recortaban mi artículo si había publicidad, y suprimían mi página si no la había... Tomé mi decisión: ¡desde el 2002 publico gratis, y publico lo que me apetece!

¿Dónde publica gratis?
En Orsai, mi blog, con 25.000 visitantes. Hace un año les pregunté: ¿tú pagarías por una revista sin publicidad, con crónicas narrativas, piezas largas, relatos, historieta, ensayo...? ¡Y aceptaron 10.080 lectores! Les hago la revista-objeto impresa (los autores se llevan el 50% de lo que pagan los lectores). Cuando ya la tienen todos, la cuelgo gratis en el blog. Pronto haré lo mismo con libros.

¿Quiere atacar a la industria editorial?
¿Para qué? ¡Ya podemos volver a soñar! Haz lo que quieras hacer. ¡La cultura vuelve a ser libre! No ataquemos ya a nadie: ¡actuemos! No luchemos ya por nada: ¡hagamos! Da y recibirás. ¡Tú puedes hacer la revolución en tu baldosa! Ahora es posible.


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Fuente: La Vanguardia

 
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