A una velocidad de 100km/h sólo se roza la superficie del mar. El casco está a 5 metros encima del agua.
Tal y como lo indica su etimología griega (hydros significa agua, y ptère, ala), el barco combina técnicas marítimas y aeronáuticas, para ganar más velocidad. El trimarán de 24 metros de largo, funciona con un sistema de alas acuáticas llamadas "foils", localizadas debajo de cada uno de los flotadores, que permiten rodear el problema de la resistencia del agua. Después de años y años de intentos, el mecanismo funcionó.
El concepto es simple: el casco sale del agua a medida que el barco gana velocidad. En 2009, el Hydroptère incluso estableció un récord mundial, alcanzando una velocidad mediana de 50,17 nudos (92,91 km/h) en promedio en una milla náutica.
Thébault empezó con maquetas de madera. El proyecto era caro y los dos hombres necesitaban el apoyo de la industria. Con la ayuda y la fama de Tabarly, lograron reunir los patrocinios necesarios, como los de la firma Dassault y ahora de DCNS. El camino era largo, y muchos se burlaban de lo que parecía ser el proyecto inalcanzable de un atolondrado.Aunque fracasó varias veces, el testarudo Thébault nunca se dio por vencido, convencido de que podía alcanzar su meta – cruzar el Canal de la Mancha con una velocidad superior a la de Louis Blériot, el primer hombre en recorrer esta zona en avión. Lo logró en 2005, después de romper cuatro barcos. Más desafíos Alain Thébault no es un piloto de Fórmula uno y alcanzar altas velocidades no es su único objetivo, aunque lo describe como una sensación "embriagadora". Antes que todo, decidió vivir el sueño de su niñez y perseguir metas más y más difíciles de alcanzar.
A principios de julio, Thébault intentará establecer un nuevo récord de la travesía del Pacífico entre Los Angeles y Honolulu a bordo del Hydroptère El capitán y su equipo ya se lanzaron un nuevo desafío. A principios de julio, intentarán establecer un nuevo récord de la travesía del Pacífico entre Los Angeles y Honolulu a bordo del Hydroptère. El actual récord lo posee el navegante francés Olivier de Kersauson, quien lo hizo en 4 días, 19 horas y 31 minutos. Por ahora, Thébault no quiere hacer especulaciones sobre la duración de su travesía. Antes que todo, subrayó, lo importante es llegar al destino final con vida. Y si logra suplantar a Kersauson, aún le quedarán otros sueños más para perseguir – cruzar el Atlántico en menos de tres días o dar la vuelta al mundo, no en 80 días como Phileas Fogg, el héroe de Jules Verne, sino en menos de 40. Pero eso será para la próxima.
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