Un estudio concluye que somos capaces de identificar a los criminales a simple vista, aunque el cerebro tiende a interponer prejuicios para no asumir riesgos.
Los estudios acerca de la determinación de los rasgos por los que alguien lleva escrito en la cara el cartel de “culpable” tienen una larga tradición en la psicología y los estudios sobre la conducta. Tres investigadores de la Universidad de Cornell han retomado el objeto de estos estudios, hasta el momento poco concluyentes, para emitir su veredicto: sí podemos identificar los síntomas de culpabilidad.
“A través de dos experimentos, los sujetos fueron capaces de distinguir entre los criminales y no criminales mediante las fotos que se les presentaba", dijo uno de los investigadores, cuyo estudio ha sido publicado en el “Journal of Social, Evolutiva y de la Cultura Psicología”.
Los investigadores sometieron a juicio las imágenes de varones de raza blanca, de entre 20 y 29 años, dispuestos todos sobre un fondo blanco y sin mostrar emociones a través del rostro. La mitad se correspondían con fotos de condenados por la Justicia.
“A través de dos experimentos, los sujetos fueron capaces de distinguir entre los criminales y no criminales mediante las fotos que se les presentaba", dijo uno de los investigadores, cuyo estudio ha sido publicado en el “Journal of Social, Evolutiva y de la Cultura Psicología”.
Los investigadores sometieron a juicio las imágenes de varones de raza blanca, de entre 20 y 29 años, dispuestos todos sobre un fondo blanco y sin mostrar emociones a través del rostro. La mitad se correspondían con fotos de condenados por la Justicia.
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Pelo corto y recién afeitados
Los delincuentes estaban en su primera condena, tenían el pelo corto y estaban recién afeitados para no sugerir ningún descuido. Aproximadamente la mitad de los delincuentes habían sido condenados por delitos violentos (violaciones, asalto y asesinato) y la mitad por delitos no violentos (falsificación, robo, incendios y tráfico de drogas).
En una escala de uno a siete, los participantes en el estudio evaluaron a través de sus rostros la probabilidad de haber delinquido. Si pensaban que habían cometido un crimen, debían además determinar si éste había sido violento o no violento.
A pesar de destapar en un alto porcentaje a los culpables, los participantes no pudieron distinguir entre los delincuentes violentos y los no violentos. Además, el estudio arrojó que las mujeres tenían más problemas para la correcta identificación de los violadores que los hombres.
Viejas teorías
"Queríamos averiguar si la gente podía distinguir los delincuentes de los que no lo son, si hay una diferencia de aspecto entre los criminales y los no criminales, y si se basa en un conocimiento propio o si es adquirido a través de la experiencia”, dijo uno de los investigadores.
Existen teorías como el llamado “efecto Dorian Gray”. Así como el darwinismo social, la eugenesia, la frenología y la teoría del "criminal nato" que se identifica con rasgos faciales de ojos caídos, orejas grandes, nariz prominente y mandíbula y plana.
¿Significa este estudio que debemos confiar en nuestra intuición sobre las personas que encontramos en nuestro camino? El estudio demostró que existen más probabilidades de pensar que alguien es un criminal. “Tal vez nuestro cerebro está un poco menos dispuesto a asumir ese riesgo ", dijo el científico.
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Fuente: La Razón
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