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lunes, 4 de abril de 2011

Supersónico: el coche de los 1.600 Km/h


Afirman que la iniciativa es una «aventura de la ingeniería» y que su objetivo es «estimular el interés de los niños por la ciencia y la tecnología».
Se llama «Bloodhound SSC» e intentará establecer un nuevo récord del mundo de velocidad en 2012 y suceder así al mítico «Thrust SSC» de doble turbina, que superó por primera vez la barrera del sonido. La cita será en Suráfrica.

«Perro muerto» intentará establecer un nuevo récord del mundo de velocidad en 2012 a los mandos del «Bloodhound SSC». Andy Green, piloto de la Real Fuerza Aérea Británica, se pondrá de nuevo a los mandos de un superbólido para batir su propia marca, los 1.227,985 km/h que estableció hace ahora 14 años en el desierto americano de Black Rock.

Su «Thrust SSC» de doble turbina superó por primera vez la barrera del sonido, Mach 1,016, dejando atrás una historia plagada de pilotos enganchados a la velocidad, como el mítico Donald Campbell, que fieles a sus epitafios «vivieron con la sombra de la muerte a sus espaldas».

No sólo Andy repite; el instigador del desarrollo, Richard Noble, ya participó en el diseño del bólido de Green de 1997 que, a su vez, superaba la vieja marca de velocidad del propio Noble en 1983 (la primera que se superó los 1.000 km/h).

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En esto de la velocidad, los récords son de lo más variados. Marzo acaba superponiendo un nuevo máximo de velocidad sobre hielo con vehículos de tracción, más «normalitos», que llegan a sobrepasar los lejanos 330 km/h. La Federación Internacional del Automóvil (FIA), aunque no los organice, reconoce los nuevos récords y dicta para ello una regla de oro. La velocidad se calcula en función de la media de dos pasadas obligatorias y en sentidos opuestos en el mismo circuito.

La nueva cita será en Suráfrica y aunque no hay fecha fijada sí lo está la meta a alcanzar: los 1.600 km/h (Mach 1,4), que aseguran se conseguirá en 42 segundos. Afirman que la iniciativa es una «aventura de la ingeniería» y que su objetivo es «estimular el interés de los niños por la ciencia y la tecnología». Tim Robinson, editor de la revista de la Real Sociedad Aeronáutica inglesa, confirma esta vocación: «Reino Unido se enfrenta a una futura escasez de ingenieros. En el pasado, hubo muchos récords que inspiraron a los actuales científicos. «Bloodhound» debe entusiasmar y está funcionando. Cuando se presentó en el Salón Aeronáutico de Farnborough, el stand atrajo a cantidad de jóvenes fascinados por el proyecto».
«Bloodhound» usa dos tipos de motores complementarios uno encima del otro; los tiempos de los coches de tracción quedan también atrás. «Sería imposible. Con tracción a las ruedas la velocidad es limitada», explica Hermenegildo Bailos, director técnico de la Real Federación Española de Automovilismo. El primero, un enorme motor EJ 2000 (como la del «Eurofighter») permite la entrada del aire y lleva al coche hasta los 500 km/h en 25 segundos. Para poder alcanzar los 1.600 km/h se activa el cohete «Falcon» (que funciona con combustible sólido y la mezcla la logra el piloto pulsando el botón de entrada del oxidante). A la hora de frenar hacen falta 10 km, varios flaps y, por supuesto, un paracaídas.

Contras
Respecto a los retos de diseño, «el consumo es lo de menos», asegura Bailós, son el empuje, la aerodinámica y la seguridad del piloto los importantes. Los dos motores traseros se encargan de dotar al bólido de los 133.000 caballos (más de mil utilitarios familiares). Su forma alargada (cuatro metros de largo por 45,7 de diámetro y 400 kilogramos de peso) tiene que «estar calculada al milímetro para que el coche no vuele», especifica Bailós, algo que fue la causa de la muerte de Campbell. Además, la resistencia al aire y la presión sobre los neumáticos son, sin duda, los principales problemas a los que enfrentarse; la presión de aire en la carrocería es de hasta 13 toneladas por m2. «Las llantas metálicas tienen diámetros tremendos para que pueda girar y se desgaste lo menos posible».
Por último, el riesgo para la seguridad de Green dependerá de la superficie del terreno en la que se realice la carrera, ya que cualquier bache puede ser letal para el piloto que lo conduce, aunque es cierto que la onda de choque que se produce al superar la barrera del sonido no le supuso ninguna dificultad la primera vez.


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Fuente: La Razón

 
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