La incipiente propulsión solar en la aviación podría ahorrar el 40% de los costes operativos que supone el combustible.
De continuar su escalada, la tecnología solar en aviación podría rescatar al transporte aéreo de la espiral ascendente del precio del petróleo, que representa más del 40% de los costes operativos de las empresas del sector y es determinante en el precio final de los billetes de avión. El desarrollo del fuselaje así como la capacidad de almacenamiento y de carga de las nuevas naves son la clave para lograr el máximo potencial comercial de este tipo de aeronavegación.
El combustible JP1 que emplean los aviones representa hasta el 40% del total del coste de operación de las empresas comerciales de aeronavegación. Por cada dólar que se incrementa el precio del barril, hay un importe extra de 1.600 millones de dólares, según la Asociación Internacional de Tráfico Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés). Como reflejo de estos datos, basta observar la subida del precio de los billetes de avión y la situación de las principales aerolíneas que se han visto obligadas a cerrar, acotar sus servicios o fusionarse a lo largo y ancho del globo para campear la crisis. Si a esto se suma el anunciado cénit del petróleo, se comprende la importancia del desarrollo de nuevas tecnologías en la industria del transporte.
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La aeronave cuenta con 12.000 placas solares en la superficie de carga y una envergadura de 64 metros. Funciona con cuatro motores eléctricos, con una potencia de diez caballos cada uno y pesa 1.600 kilos (poco más que un coche de tamaño medio). Lo especial del Impulse, característica que lo convierte en apto para un desarrollo comercial futuro, es su capacidad para volar de noche. Desarrollo comercial de la aeronavegación solar Hoy por hoy, las posibilidades comerciales para el transporte de pasajeros son casi nulas. Solo soporta un ocupante (el piloto), se desplaza a una velocidad crucero de 70 kilómetros por hora (un avión comercial convencional se mueve a 800-900 kilómetros por hora) y alcanza una altura máxima de 8.500 metros. La capacidad de carga y la adaptación del fuselaje a un uso comercial son las claves para lograr su desarrollo industrial. Su desarrollo como jet privado es una apuesta esperable por parte de la industria Por su velocidad actual, sus primeras aplicaciones podrían ser en distancias cortas dentro de la UE. Con todo, su desarrollo como jet privado es una apuesta esperable por parte de la industria, hasta llegar a naves de mayor envergadura. Pero, mientras tanto y con más limitaciones, la energía solar ya compite en el mercado de naves privadas de corto alcance.
Monoplazas, disponibles
Entre las avionetas que se comercializan, la propulsión solar ya tiene un sitio destacado en el mercado europeo, y a un precio destacable. Mientras que los modelos de combustible rondan los 150.000 euros, una de las primeras avionetas eléctricas a la venta se consigue por 100.000. El modelo, de factura alemana, ofrece una autonomía de 500 kilómetros o tres horas de vuelo silencioso y respetuoso con el medio ambiente. Eso sí, solo vuela de día. La avioneta posee una sola plaza, tiene 8,6 metros de envergadura de ala, un peso total de 200 kilos y una capacidad de carga de 100 kilos. Se impulsa con un motor eléctrico de 13,5 kW y se alimenta por medio de baterías de litio que toman su carga de paneles fotovoltaicos dispuestos en 1,8 metros cuadrados del fuselaje. Su velocidad máxima es de 160 km/h. Además de su precio económico, sus fabricantes aseguran que el gasto de mantenimiento es extremadamente barato. A pesar de ser una tecnología incipiente, la aeronavegación solar ya está entre nosotros. Lo que implica una gran potencialidad de cambios favorables para el planeta y para los usuarios.
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