La convicción de muchos analistas es que la aprobación del tratado ejercerá una notable presión también sobre los países ausentes en Dublín.
Tras 10 días de deliberaciones, representantes de 109 países reunidos en Dublín alcanzaron ayer un acuerdo sobre un borrador de tratado que proscriba el uso, la producción y el almacenamiento de bombas de racimo. En las negociaciones no participaron EEUU, Rusia, China, Israel e India. El texto prevé la destrucción de los arsenales existentes "en un máximo de ocho años".
El primer ministro británico, Gordon Brown, anunció el apoyo del Reino Unido a la prohibición de "todos los tipos de bomba de racimo" y su intención de retirarlas de sus arsenales.
Según Jordi Armadans, director de la Fundació per la Pau, declaró que el texto "establece obligaciones de asistencia a las víctimas civiles", los mayores damnificados por estas bombas con blancos no selectivos y con gran cantidad de explosivo que permanece en el suelo sin explotar en el impacto contra éste, teniendo así, la misma función de una mina, que se detona al mínimo contacto con cualquier persona próxima.
Armadans, también calificó el acuerdo alcanzado "de satisfactorio, porque prevé excepciones muy limitadas a la prohibición" de las bombas. Agregó que "el aspecto negativo es la cuestión de la cooperación militar con países que no firman". Los analistas creen que la presión social y económica contribuirá a que esos países, tarde o temprano, terminen por avalar la aplicación de tratado.
Para mayor información sobre cómo se componen y actúan las bombas de racimo, lea el artículo publicado por Positivo Digital titulado "El Papa; NO a las bombas de racimo", publicado el día 20 del corriente mes.
Fuente:El País
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