Los científicos siguen maravillándose de que las ecuaciones de Einstein expliquen el comportamiento gravitatorio hasta de los objetos más extraños del universo.
El único sistema binario de púlsares que se conoce, compuesto por dos cadáveres de estrella extremadamente densos que giran uno alrededor del otro a 1.700 años luz de nosotros, acaba de mostrar la última evidencia de que las ecuaciones del científico alemán funcionan, incluso en situaciones de atracción gravitatoria extrema.
La confirmación se ha logrado gracias a los eclipses, en concreto a los que se producen cuando uno de los púlsares pasa frente al otro y absorbe su luz. El sistema binario de púlsares, denominado con el código 'PSR J0737-3039A/B' y descubierto en 2003, tiene una masa muy superior a la del Sol, pero mucho más comprimida, de forma que los dos cuerpos que lo componen, que además están muy cerca el uno del otro, cabrían dentro de nuestra estrella.
"Un pulsar binario crea las condiciones ideales para probar las predicciones de la [teoría de la] relatividad, ya que cuanto más grandes y más cerca estén las masas, más importantes son los efectos relativistas", explica René Breton, un estudiante de doctorado de la Universidad McGill, en Quebec -Canadá-, y principal autor de la investigación, publicada en la revista Science.
La teoría de la relatividad de Albert Einstein predice que, ante las enormes fuerzas gravitatorias a las que se ven sometidos, estos cuerpos deberían experimentar ciertos cambios en la orientación de su eje de rotación. El efecto, conocido como precesión, es el mismo que experimenta una peonza cuando pierde el impulso inicial y empieza a tambalear antes de caer al suelo, atraída por la gravedad terrestre.
Pero los púlsares están demasiado lejos para poder observar este efecto directamente, así que los investigadores se fijaron en sus eclipses, cuando el uno pasa por delante del otro y su magnetosfera absorbe parte de la radiación que emana del segundo. Las variaciones en la rotación de los cuerpos celestes se pudieron registrar desde el telescopio Robert C. Byrd Green Bank -GBT-, en el condado de Pocahontas -Virginia, Estados Unidos-.
Tras cuatro años de pacientes observaciones, los investigadores han podido comprobar que uno de los púlsares había experimentado un movimiento de precesión; y no uno cualquiera, sino exactamente el que habían estimado las ecuaciones de Einstein.
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Fuente: El Mundo. Imagen extraída de la página web de René Breton.
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