La hepatitis C es un importante problema de salud pública dado que alrededor de 200 millones de personas están infectadas en el mundo.
En su estudio, publicado en la revista estadounidense "Science Translational Medicine", los investigadores explican que utilizaron una nueva estrategia basada en el desarrollo de estructuras similares a las partículas del virus pero que no son peligrosas porque no contienen material genético y no permiten que se expanda.
La novedad de este proceso, según el comunicado, residió en la creación de pseudo-partículas virales quiméricas construidas con fragmentos de dos virus diferentes, en este caso, un "retrovirus" de ratón cubierto con proteínas del VHC.
Gracias a este proceso, los científicos, liderados por el investigador David Klatzmann, observaron por primera vez en ratones y monos, en reacción a una vacuna con esas partículas, la producción de anticuerpos neutralizadores de ese virus. Por primera vez también se consiguió que los anticuerpos desarrollados tengan una actividad de amplio espectro, es decir, que sean capaces de neutralizar los diferentes subtipos del VHC.
El CNRS resaltó que esta tecnología puede ser aplicada en el desarrollo de vacunas contra otras infecciones, como el virus del SIDA (VIH), el dengue o el virus respiratorio sincitial (VRS), el principal agente infeccioso de la población infantil, causante de la bronquiolitis entre otras enfermedades.
La hepatitis C es una inflamación del hígado que en el peor de los casos puede provocar insuficiencia hepática o cáncer de hígado, y que se transmite casi siempre por exposición a sangre contaminada, lo que puede suceder en casos de transfusiones de sangre o por el uso de jeringuillas infectadas.
Según el CNRS, la hepatitis C es un importante problema de salud pública dado que alrededor de 200 millones de personas están infectadas en el mundo y en algunas regiones la padecen entre el 10 y el 30 por ciento de la población.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que si no hay una intervención rápida para contener su propagación, la mortalidad causada por ésta podría superar a la provocada por el VIH, ya que los tratamientos existentes son muy costosos y poco accesibles para los países del sur.
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