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viernes, 28 de octubre de 2011

El velogemel: cómo ir en bici por encima de la nieve


Fue inventado en Suiza a principios del siglo XX para usar a modo de medio de transporte y ha acabado originando un deporte con el paso del tiempo.
Hay muchas personas que, a pesar de ser amantes de la nieve, no se desenvuelven demasiado bien a la hora de practicar el deporte rey por excelencia en la montaña: el esquí. La falta de equilibrio acaba convirtiéndose en un hándicap para ellas. En Suiza, sin embargo, ya hace tiempo que encontraron una solución a dicho problema: El velogemel.

El velogemel es una suerte de bicicleta que, en lugar de llevar ruedas, lleva dos esquís. Fue inventado por Christian Bühlmann, en una población suiza que responde al nombre de Grindelwald, en 1911. Al parecer Bühlmann padecía una discapacidad que dificultaba su movilidad por la calles nevadas del pueblo. Para subsanar tal inconveniente, diseñó una bicicleta de nieve. Ésta se componía de un cuadro hecho de madera de fresno, dos esquís y un sillín. También contaba con su correspondiente manillar para dirigir el artilugio. Venía a ser una mezcla entre una bicicleta convencional y un trineo.

A día de hoy, el velogemel es uno de los protagonistas principales de las calles de Grindelwald. El cartero lo utiliza en sus rondas y el médico hace lo propio para visitar a sus pacientes. En ninguna otra parte de Suiza se usan como medio de transporte.


Eso sí, se venden como algo peculiar en muchas partes del mundo: Australia, Japón, Estados Unidos, Nueva Zelanda o Alemania.

Parece ser que en paralelo al velogemel, en Austria, y también en algunos otros pueblos de los Alpes suizos, nacía el snow-bike o ski-bike. Si comparamos ambas disciplinas, es casi imposible encontrarles diferencias. Esta segunda parece que vio la luz a finales de 1850 (con lo que sería más precoz que el velogemel). La bicicleta guarda muchas similitudes con la elaborada por Bühlmann en Grindelwald. A un cuadro de madera se le unían un sillín, un manillar y un par de esquís en línea. El trasero, mucho más largo para proporcionar estabilidad; el delantero, mas corto y con movilidad para direccionar el aparato.

Evidentemente, con el paso del tiempo, estas curiosas bicicletas han sufrido mejoras. Ahora el cuadro es de acero. Además, cuentan con un sistema de suspensión (y es que en la nieve también hay baches y desniveles). El usuario, en lugar de pedalear (la bicicleta no lleva incorporados pedales) va armado con dos esquís cortos, foot skies, que le ayudan a mantener el equilibrio. También es indispensable el uso de casco, por las grandes velocidades que se llegan a alcanzar. En el caso del ski-bike, que también se practica en España, se han llegado a superar los 160 km/h.

En la actualidad, se disputan campeonatos mundiales tanto de velogemel como de ski-bike. Así pues, aquellos amantes de la nieve con poca destreza en el esquí ya no tienen excusa. El velogemel o el ski-bike aseguran emociones tan fuertes como las que se pueden llegar a experimentar encima de unos esquís.


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Fuente: La Vanguardia

 
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